El Lago Titikaka es un cuerpo de agua ubicado
en la meseta del Callao en los Andes
Centrales a una altura promedio de 3812 metros sobre el nivel del mar, entre
los territorios de BOLIVIA y PERÚ. Es el
lago navegable más alto del mundo y ocupa el puesto 19 a nivel mundial en
superficie.
Partimos allí en diciembre de 2011 junto a mi
amiga Adriana para participar del Primer Taller Holístico para la Nueva
Educación que se realizaría en la Isla del Sol (isla perteneciente al Lago Titikaka). Los mismos estuvieron a cargo de Noemí Paymal
y Oscar Senmache.
Llegamos a participar 33 personas de 9 países
diferentes.
Navegar en sus aguas cristalinas y vivir en la
Isla del Sol (aún por pocos días) es una experiencia única que te reconecta a lo ancestral, en este caso
a la sabiduría incaica. Esa es la sabiduría
que reclama despertar desde las mismas profundidades de la Tierra.
La Tierra es un Gran Ser Vivo, tiene sus
chakras, ella se está transformando camino hacia la cuarta y quinta
dimensiones. Y nosotros sus hijos estamos llamados a hacerlo con ella. Somos
como árboles y tenemos que enraizarnos firmemente en la tierra, centrados en nuestro
corazón expandir nuestros brazos o ramas hacia el Cielo.
En los tiempos que corren dirigirnos a los
lugares sagrados o centros de poder de la Madre Tierra nos permite enraizarnos
con ella, experimentar y sentir sus
raíces más profundas.
Vivir por unos pocos días en el lago, me hizo
sentir la felicidad de estar en conexión con una alta vibración, prescindiendo
de hasta una ducha. Vivíamos en una casita de barro precaria, con frío pero el
amor de la gente lugareña te hacía sentir cuidada. La dueña Alicia cocinaba
unas comidas riquísimas en una cocina de barro y paja muy rudimentaria. Hasta
me bañé en una casilla de barro, mientras Alicia y su hija me tiraban de arriba
unos bidones de agua.
Pese a las incomodidades de tener pocos baños,
tener que compartirlos con tantas personas, mi corazón estaba pleno y feliz; una
experiencia que quedará grabada en mí para siempre. No hay palabras para
describir qué se siente estar en un
lugar donde estás en resonancia, es saber que has regresado de nuevo a casa.
Con Amor, Fabiana
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