Parte I
“En la homeopatía no se trata de combatir un síntoma con su contrario sino aliarse con dicho síntoma y, a fin de cuentas, incluso apoyarlo con alternativas similares en su intento por introducir en la vida del paciente el principio del que carece. Este era el principio fundamental en el que basaba la medicina en sus orígenes”...
Rüdiger Dahlke. “El mensaje curativo del alma”
Hace trece años atrás, cuando mi hijo mayor tenía cuatro y estaba embarazada de mi segundo hijo; conocí la Homeopatía.
Pablo tenía bronco espasmos a repetición y en ese entonces alguien me dio la idea de consultar a un médico homeópata.
Desde entonces que elijo esta medicina para mis hijos, quería evitarles remedios que revertieran transitoriamente un síntoma y les trajeran en el futuro efectos colaterales sin ninguna curación.
En ese entonces para mi entorno cercano yo era un “bicho raro”. La pregunta latente era: qué idea rara se le ocurrió a esta chica con eso de la Homeopatía. A ello se sumaba en ese entonces la elección del parto natural para mis hijos. Hace trece años atrás este tipo de partos no estaba tan divulgado como ahora y menos decir que Luci nacería en una silla de meditación en una habitación acompañado de música sagrada (esto es un capítulo para otra oportunidad).
Hoy mirando retrospectivamente estoy muy feliz de mis elecciones, siento que fueron las elecciones acertadas, porque fueron hechas escuchando mi corazón. Y también entendí que en gran parte seguir el latido interior es un camino solitario, apartado muchas veces de lo que piensa el común de la gente (por lo menos hasta ese momento).
Voy a cumplir 17 años como mamá y siento que la Medicina Homeopática me ha regalado la bendición de tener tres hijos fuertes y saludables.
Son contadas las veces que hemos tenido que recurrir a medicamentos convencionales como ser antibióticos, corticoides, antitérmicos etc. Y tengo la alegría de tener que tirar aquellos guardados en caso de necesidad y que por no usar se han vencido.
De seguro que es más fácil administrar remedios convencionales, porque a veces las tomas homeopáticas requieren el esfuerzo y la paciencia de los papás, en especial las mamás. Pero les puedo asegurar que cada vez que el niño logró superar sus síntomas con una medicina saludable, como la Homeopatía, es un regalo para el niño y la familia. Se convierte en un camino de conquistas, donde la meta es que la personita goce de buena salud a partir del mejoramiento de las defensas naturales del mismo cuerpo.
Con ello no quiero decir que ciertos medicamentos sean necesarios en ciertas circunstancias sino que muchos de ellos pueden ser reemplazados; por supuesto en las manos de un hábil especialista.
En mis inicios por la Homeopatía, conocí al Dr. Hugo Gluzman. Todos lo llevamos en nuestro corazón porque es el pediatra neonatólogo que recibió a mis hijos Luciano y Milagros. Nos acompañó en los partos naturales. Los recibió amorosamente en la concepción de un parto humanizado, donde se evita en lo posible un trato invasivo y generalizado muy común dentro de la medicina convencional (pero ello lo dejamos para otro capítulo).
Luego en mi recorrido, llegó por causalidad a nuestras vidas, el Dr. Adiel Gordon. El es el doctor pediatra homeópata de nuestros hijos. Y como buen pediatra se ha convertido en parte de nuestra familia.
El pediatra homeópata sana verdaderamente cuando es un médico de alma. Y es lo que encontramos en Adiel, en alguien que podés contar incondicionalmente.
Como en todo acto curativo, la homeopatía requiere de una profunda relación médico-paciente porque el médico tiene que tener un gran conocimiento para descubrir cuáles son los rasgos de personalidad del paciente que hace que se disparen ciertos síntomas y no otros.
Y en segundo lugar se gesta una relación con la mamá o el papá que le proporciona la medicina al niño.
Se establece una relación de mutua confianza, y eso sustenta la efectividad de la medicina.
QUIERO SUBRAYAR QUE EL HOMEOPATA, ES EN PRINCIPIO UN MEDICO QUE TIENE UN CONOCIMIENTO EN MEDICINA TRADICIONAL y LUEG EN HOMEOPATÍA. ESTO LO ACLARO, PORQUE ES UNA MEDICINA QUE DEBE ESTAR SUSTENTADA POR UN PROFESIONAL IDONEO Y RECOMIENDO QUE SIEMPRE ESTE SUJETA A SU SUPERVISIÓN DADO QUE EL SABE CUANDO SI ES NECESARIO APLICAR OTRO TIPO DE MEDICAMENTOS. HAY CASOS DONDE EL CORTICOIDE, EL ANTIBIÓTICO O EL BRONCODILATADOR SALVA UNA VIDA.
Tuve que enfrentar episodios de broncoespamos, ya por suerte superados por mi hijo mayor, o de laringitis agudas en el caso de mi hija Milagros (que transita en pocas ocasiones). Son situaciones de las cuales he aprendido mucho. Siento que puedo recurrir a la mano amiga de nuestro médico y el nos va a dar sabias soluciones. He aprendido a desarrollar la fe, la confianza, la entrega y la paciencia. Y por sobre todas las cosas a enfrentar mis miedos más profundos.
Fundamentalmente les hemos brindado a nuestros hijos una visión diferente de la medicina, sabiendo que en ellos está la capacidad de enfermarse y también de autosanarse. De la mano de la Homeopatía se le puede brindar al niño la posibilidad de autoconocerse, conocer sus capacidades y también sus debilidades.
(Esto lo desarrollaremos en el próximo artículo: “Los niños de hoy y sus emociones”).
Gracias al Dr. Adiel Gordon que nos acompaña incondicionalmente.
Gracias a su secretaria Elenita, que nos recibe con todo su amor en la tarea difícil de recibir y contener a tantas familias.
Gracias al Dr. Hugo Gluzman que nos ayudó a recibirá nuestros hijos desde una Medina humanizadora. Para que estos ejemplos de médicos sigan expandiéndose por el mundo.
Con todo mi amor. Fabiana
El Dr. Adiel Gordón LE CAMBIO A MIS HIJAS su día a día transformándoselos en una vida DIGNA de niñas de 4 años. Sus cuerpitos estaban llenos de corticoides, antibióticos y antiasmáticos que si bien en oportunidades revirtieron cuadros graves, en muchos otros solo aumentaban el nivel de intoxicación.
ResponderEliminarSoy una eterna agradecida a Dios y a su maravilloso nivel profesional, y su incomparable característica humana.
Verónica De Greco