Paginas

miércoles, 24 de marzo de 2010

MEDITAR ES CONQUISTAR EL SILENCIO INTERIOR


En el Silencio habita Tu Ser, que es paz, amor y libertad sin límites.

En el propio Silencio escucharás las respuestas de Tu Alma.


Permítete días libres de tu entorno cotidiano, estate a solas contigo mismo; libre de voces y reclamos externos. Así descubrirás la profundidad infinita que alberga el Silencio .Te embriagarás con la belleza única de Aquél que Eres en verdad.


A través de la meditación te conectarás con la totalidad del Universo y experimentarás que Eres Uno con Él.


Fabiana Pedreira


Photobucket


Desde que nace, el hombre vive en una búsqueda continua de felicidad y de plenitud. En el mundo moderno, esa búsqueda se ha orientado cada vez hacia lo material de manera

que el objetivo de la vida es tener cada vez más dinero y, gracias a éste más cosas. El consumismo nos impulsa a acumular multitud de variados objetos que nos proporcionan

comodidad y lujo, como si en el tener cada vez más cosas pudiésemos encontrar la felicidad. Así , confundidos el ser con el tener, nos dedicamos a buscar la felicidad en los objetos y luego en el poder, buscando la felicidad en el dominio de las personas a las que tratamos como objetos. Al final, comprobamos que todo ha sido en vano, que seguimos tan vacíos como al comienzo.

En cuanto logramos satisfacer las necesidades vitales básicas como la comida y el techo, y la necesidad de seguridad física y afectiva, se hace evidente que cada nueva posesión es seguida por una decepción. Soñamos con una casa más grande y pensamos que allí vamos a ser felices. Pero cuando la conseguimos, no somos tan felices como lo soñamos. Entonces pensamos que si tenemos un auto nuevo, o un trabajo mejor, un nuevo amante, o esa ropa onerosa que proporcionan por televisión, seremos felices…Y sin entender dónde está el error proseguimos la búsqueda haciéndola infinita, agotadora y frustrante, porque al final, siempre se siente que no importa cuántos logros económicos, profesionales, sociales o afectivos se consigan, existe siempre una íntima insatisfacción.

Esto es lo que Carl Jung denominó el “llamado del sí mismo”, cuando observó en sus pacientes la necesidad de encontrar un sendero espiritual a la vida. En todo hombre existe esa necesidad de conocimiento y crecimiento del ser interior. Esa búsqueda de trascendencia, que no se satisface con nada que no sea con lo divino. Y eso sólo es posible cuando, aunque sea por un momento, dejamos de mirar hacia fuera y llevamos la mirada hacia nuestro interior. Si calmamos el cuerpo y le damos un descanso a nuestra mente razonadora, si estamos dispuestos a escuchar en el silencio, ese silencio que no es ausencia de ruido exterior sino ausencia de parloteo interior, podremos encontrarnos con nuestro centro, con nuestra verdadera naturaleza, con lo que le da sentido a nuestra vida; ese lugar donde reina la verdadera paz.

Imaginemos el océano amplio y profundo, en la superficie todo es movimiento. Las olas se multiplican constantemente y chocan en la orilla, dejando estelas de espuma blanca. Si nos atrevemos a bajar, comprobaremos que en las profundidades no hay movimiento. Allí siempre reina la calma. En nuestra mente sucede lo mismo. En la vida diaria, los objetos y sucesos externos atrapan nuestra atención y la mente queda aprisionada y se identifica con ellos. Así vivimos inmersos en una realidad exterior que no es la propia,

sino la del mundo cambiante que nos rodea. En cambio, cuando entramos en nuestro interior, encontramos el lugar de nuestro verdadero ser, el lugar donde nos encontramos y encontramos a Dios y donde ya no nos sentimos separados sino Uno con el Otro; esa es la Plenitud.

Encontrar nuestro centro, escuchar y amar es el eje de la meditación.

Stella Ianantuoni . “Meditación”.



2 comentarios:

  1. Querida Ami!!! Que hermoso todo lo que contas de la Amada Kuan Yin, esta noche me ire a sumergir a sus aguas ...seguro alli nos encontramos.
    Un abrazo del alma. Tami

    ResponderEliminar
  2. Queridos Tamara y Gustavo: De seguro que nos vemos en las milagrosas aguas de la Madre de la Misericordia Kuan Yin. Ella sana capa profundas de nuestra alma. ES PURO AMOR Y COMPASIÓN..
    GRACIAS LOS QUIERO .FABIANA

    ResponderEliminar